Obras de nueve artistas de cuatro continentes: Vasco Araújo, Daniel Canogar, Alfredo Jaar, Isaac Julien, Mariko Mori, Berni Searle, Montserrat Soto, Jennifer Steinkamp y Mark Wallinger, elegidas por las comisarias María del Corral y su hija Lorena Martínez del Corral por ser imágenes potentes, que atrapan desde el primer momento.
Una exposición insólita en un lugar inusitado. No más de 300 visitantes diarios y donde es obligatorio el uso de casco para entrar.
"Quedan pocos refugios donde reina la tranquilidad... La contemplación de una obra de arte requiere serenidad, disposición, interpretación... Para poder comprender los sentidos que se ocultan detrás del arte de nuestros días necesitamos aquello que más nos falta: tiempo", afirma María del Corral.
Las comisarias buscaban el silencio, la oscuridad, la paz, un lugar donde el tiempo parece detenerse, sin ruidos, sin prisas, sin teléfonos móviles. Lo encontraron en el interior de la mina de sal gema Campina de Cima, en el municipio de Loulé.
El recorrido comienza con una obra de Isaac Julien (Londres, 1960): una caja de luz proyecta una gran foto de una montaña blanca de sal en Sicilia, junto al mar, por la que caminan emigrantes clandestinos. Flight towards other destinies (Vuelo hacia otros destinos) es una reflexión sobre los miles de africanos y asiáticos que cada año cruzan el Mediterráneo en barcas abarrotadas con el objetivo de llegar hasta la costa siciliana. Un lugar estéticamente bello, socialmente terrible.
El chileno Alfredo Jaar (Santiago, 1956) retrata en Gold in the morning (Oro en la mañana) una mina de oro a cielo abierto, en la Amazonia brasileña, a la que acuden miles de hombres que dejaron familias y comunidades en busca de mejor vida. En primer plano, las piernas del esfuerzo humano; al fondo, las siluetas con los sacos a la espalda.
Vasco Araújo (Lisboa, 1975) es el único artista portugués de la exposición. O Percurso (El Camino) es un vídeo grabado en España, con texto del autor teatral José Maria Vieira Mendes, donde un padre y su hijo, gitanos, caminan bajo un sol de justicia por los campos de Andalucía. "¿Cuál es nuestra tierra?", pregunta el hijo. "¿Qué tierra? Tuvimos una tierra", responde el padre. "¿Dónde va a ser nuestra tierra?", insiste el hijo. "¿Qué tierra? Dimos la espalda a la tierra. No tenemos tierra", sentencia el padre. Araújo encara en su trabajo el nomadismo, la herencia y la tradición oral, tres aspectos esenciales de la cultura gitana.
La cuarta obra, Memoria fotosintética, es una instalación de Daniel Canogar (Madrid, 1964), que invierte metafóricamente el proceso de la fotosíntesis. En este caso, en vez de absorber la luz, un árbol artificial proyecta a través de cables de fibra óptica instalados en las ramas diversas imágenes hasta formar la copa de un árbol, con las hojas al viento que provoca un ventilador. "Es el diálogo entre lo artificial y lo natural". El montaje de esta obra fue el más complicado de todos, recuerda la comisaria de la exposición. "Tuvimos que desmontar el árbol y embalarlo muy bien. Finalmente, conseguimos bajarlo por uno de los montacargas que está abierto por la parte superior".
Berni Searle (Ciudad del Cabo, 1964) es autora del vídeo Snow White (Nieve Blanca), que empieza con la imagen inmóvil de sí misma, de rodillas y desnuda, bajo una lluvia de harina y sal. "La harina y la sal son dos monedas de cambio a lo largo de la historia y base de la economía doméstica", recuerda María de Corral. El color de su piel se torna más clara y su aspecto va envejeciendo. Luego cae agua y empieza a elaborar pan.
La artista japonesa Mariko Mori (Tokio, 1967) presenta Kumano (sin traducción), una proyección de DVD de 12 minutos. Nubes, cielo, copas de árboles, bosque, la cámara se mueve en un viaje iniciático a un rito sintoísta. La artista invita al espectador a seguirla en su caminar por un bosque que parece encantado. El trayecto da paso a un rito actual, y al cambio de aspecto de la artista, que aparece con el pelo violeta y verde. "Un rito dentro de un espacio ritual".
La fotógrafa Montserrat Soto (Barcelona, 1961) propone en Interiores un viaje a lo que fue la mina de sal en el pasado. Un vídeo sobre el mar se proyecta sobre un pedazo de roca de sal pintado con yeso y convertido en pantalla, en lo que tiene aspecto de una grieta en la montaña. El efecto es fascinante, con el sonido del mar que se oye desde lejos.
El británico Mark Wallinger (Chigwell, Essex, 1959), premio Turner en 1995, presenta su visión de Berlín desde dos vagones de metro que recorren la ciudad, cruzándose una y otra vez. What time is the station leaving the train (A qué hora sale el tren de la estación) es una instalación de vídeo, con dos proyecciones paralelas de distintas partes de la ciudad. Las estaciones, la gente que pasa, la velocidad de nuestro tiempo frente a la quietud de la mina. "La ciudad es la que se mueve".
La última obra es de la estadounidense Jennifer Steinkamp (Denver, 1958), Miss Znerold, una animación por ordenador de la transformación lírica de un árbol, por distintas formas y colores, a lo largo de las cuatro estaciones. Una naturaleza artificial, única posible dentro de la mina, muestra el paso del tiempo. Aquí la metáfora del cambio de color de las hojas sugiere que las transiciones estacionales ocurren en un periodo de minutos más que de meses.
María de Corral afirma que la muestra es más que una exposición, "Es una experiencia", que tiene un contrapunto en todas las obras: el tiempo avanza inexorable, a alta velocidad, allá fuera, en la ciudad. Aquí, bajo tierra, podemos llegar a creernos dueños de nuestro tiempo.
Fuente: El País.
¿Quién dijo que las Obras de Arte solo debían exponerse en un Museo?
ResponderEliminarGenial propuesta.
Y genial noticia
-como siempre, Pilar-
Un saludo desde el silencio, la oscuridad, la paz;
desde otro lugar donde el tiempo parece detenerse, sin ruidos, sin prisas, sin teléfonos móviles.
@ Gonzalo. Gracias por lanzar tus dados. Desde donde llegan tus saludos? Desde el País Vasco?
ResponderEliminarDesde el País vasco, sí!
ResponderEliminar-la menos conocida del mismo (pese a ser su capital); desde Vitoria (Álava)-.
@ Gonzalo, pero gozas del silencio, la oscuridad, la paz, sin ruidos, ni prisas ni móviles...eres un afortunado!!! :D
ResponderEliminarInteresantísima la propuesta.
ResponderEliminarNo deja de tener su morbillo, pero
yo ahí no bajo ni por una fortuna,
le tengo pánico.
Es por falta de lugar en la superficie o por el impacto?
Prefiero la idea de los faros, que
espero nos las hagas saber a su tiempo.
Saludos PILAR-
@ Hector. Pues yo entraría sin duda, debe ser espectacular ese ambiente y sensación de estar ahí abajo con arte ¡wooow! No es por falta de lugar en la superficie es por la búsqueda de un espacio singular, tranquilo y silencioso ;)
ResponderEliminarDe los faros? Te refieres al puerto de Candás? Aún no sé el resultado!
Pilar.
No lo sé, lo escuché en RN3 casi al terminar la entrevista con la respon-
ResponderEliminarsable. CONVERTIR TODOS LOS FAROS EN SALAS DE ARTE. ¡Una passada!Al murmu-
llo de las olas. Éso sí que mola...!
@ Hector. Desconozco el tema de los faros, aunque sí, sería un buen proyecto :D
ResponderEliminarSi me dices qué programa era y el día, podría investigar...
Saludos, Pilar.
Pilar; lo siento,sólo me acuerdo que
ResponderEliminarlo he escuchado, y creo que es en un faro de Almería o por ahí. Te dije
antes que me costará mucho volver mi cabeza a su sitio.
Esto lo escuché en Radio Nacional 3,
hace una semana aprox. No recuerdo
más.He perdido la última neurona.
Bueno; yo también me despido hasta el
mes de septiembre.-
Saludos.Felices vacas!