Estas imágenes cuentan un viaje, un viaje en el cual pretendí hallar una escapatoria, un refugio donde esconderme, una alternativa para entender si hay otra forma posible de vivir.
Con ellas quiero crear un mapa, un mapa hecho de marcas muy pequeñas, que unidas entre ellas, con el tiempo, logren construir uno de mis horizontes posibles.
Yo, al igual que Kenny, aún me pregunto si algún día llegaré a ver al hombre de la armónica.
“En el papel abierto Kenny contaba la historia de un niño que escuchaba todas las mañanas el sonido de una armónica rodeando las paredes de su casa. El niño siempre oía una canción diferente y por eso tardaba en despertar, asomaba el rostro por la ventana y veía una bicicleta escaparse, desvanecerse.
Nunca pudo ver el rostro del hombre, nunca pudo ver la marca, las ruedas, el color de la bicicleta, y siempre que se asomaba creía que el otro podía estar cerca, pero la distancia era siempre igual alguien a lo lejos, los pies dando vueltas cerca del piso, una mano cerca de la boca, el sonido y la música, y después solo el sol, el sol y todas esas manchas insoportables en el cielo.”
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Texto: Michele Tagliaferri
de varios de las publicaciones, esta me ha resultado encantadoramente intimista...
ResponderEliminarun abrazo,
Genial Michele.
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