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1 jul 2012

Luis Veloso Clemente

Iluminosis

En toda la geografía española, y muy especialmente en el Levante, una nueva figura se incorpora al paisaje urbano: la estructura de hormigón armado abandonada.


 

Estos esqueletos, reflejo de la enfermedad que la economía padece son las ruinas anticipadas de los edificios que nunca fueron, que quizás nunca serán. Estas construcciones inacabadas son las consecuencias de la debacle económica en que nos encontramos inmersos.

Frente al clásico cartel que reconstruye la imagen de las ruinas junto al yacimiento arqueológico y que nos muestra “ la vida tal como fue”, los carteles junto a estas nuevas ruinas, con leyendas de “piso piloto” nos muestran la vida como debería haber sido.



Estos colosos sin vida, proto-edificios que no han alcanzado su esplendor, a los que se les ha negado la finalidad para lo que fueron concebidos, se convierten en restos antes de ser, siquiera, entes.



Ante este fenómeno, el ojo imaginativo del fotógrafo siente la necesidad de resaltar, de destacar, aunque sólo sea de manera transitoria aquello que por su inutilidad y su carácter inacabado nos hace desviar la atención.

Partiendo de la luz como elemento principal y de la iluminación como técnica, el fotógrafo da a estas estructuras un tratamiento que las embellece sin adornarlas. Siempre respetando los elementos presentes o ausentes, el plano de la fotografía se compone únicamente de sus materias originales: entorno, luz y el objeto.


De esta forma, los no edificios se visten momentáneamente de monumentos y se yerguen hermosos durante un instante, asemejándose a la estrella de cine, que sin sus focos pasa desapercibida pero recupera su esplendor por obra y gracia de los flashes. En ambos casos la belleza no depende de un único factor sino que surge de la combinación entre el objeto y la iluminación.


Este documento gráfico de índole sociológica y urbanística pretende resaltar mediante la belleza aquello que nos haría girar la vista. Sin ahondar en la denuncia extrema tan fácil y de moda, se trata de mirar el lado brillante de nuestra propia decadencia, de cambiarnos los ojos para poder lanzar una mirada nueva, que sea capaz de ver hermosura donde la antigua visión no encontraría mas que ruinas.


Texto: Noelia Sánchez.
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