Hasta el 7 de febrero de 2016 el espacio expositivo de la Fundació Catalunya La Pedrera presenta una interesante exposición titulada "Modernismo. Arte, talleres, industrias".
Alexandre de Riquer / J. Thomas y Cia. Cromolitografía de la 3ra Exposición de Bellas Artes e Industrias Artísticas, 1896. Colección Marc Martí |
DETALLE_Ludwig Dietrich von Bearn (atribución de la producción). Damas del columpio, c. 1910. Museu de Cerdanyola |
La exposición:
- Profundiza en el modernismo a pequeña escala, a través de las conocidas antiguamente como "artes menores", es decir, las artes aplicadas y decorativas.
- Reivindica la importancia de los talleres en la concepción del modernismo, fueron ellos los que con su vocación de modernidad lograron dejar tan rico legado artístico. Estos talleres solían ser sociedades familiares, con diversos miembros como socios. Su vocación de modernidad se observa no solamente en la innovación técnica a partir de las técnicas antiguas, también en la introducción de nuevos materiales, modernos sistemas de distribución comercial, creación de nuevos productos y la producción seriada, ahorrando así tiempo en la ejecución, mejores precios y mayor competitividad con el objetivo de satisfacer la creciente demanda de la burguesía catalana del momento. Otro de los aspectos clave que se mencionan en la exposición es la importancia que empieza a adquirir la difusión de su producción a través de la publicidad, de hecho los talleres encargaban sus anuncios e identidad gráfica a dibujantes, pintores o ilustradores de renombre. Este hecho explica el apogeo del cartelismo a finales del XIX con Ramón Casas, Alexandre de Riquer, Antoni Utrillo, Josep Triadó o Josep Pey entre otros. En esta publicidad destaca la presencia de la figura femenina como protagonista, medio hada, medio ninfa. Dicha publicidad se realizaba en carteles, diarios, revistas y publicaciones especializadas, además de manera paralela a esta publicidad, los talleres empezaron a demandar un catálogo de sus productos, a modo de inventario o muestrario para uso interno o con clientes. Francesc Vidal fue un pionero llegando a contar en su taller con un laboratorio de fotografía para fotografiar sus piezas.
Masriera Hermanos. Libro de taller donde se anotaban todas las joyas y sus características, 1902-1904. Colección Masriera-Bagués, Barcelona Catálogo de modelos de Masriera Hermanos y Joaquim Carreras, 1915. Colección Bagués-Masriera, Barcelona
- Está comisariada por Mireia Freixa, catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Barcelona que ha contado con el apoyo de todo el equipo de investigación GRACMON, siendo el resultado una exposición de tesis de diversos investigadores de este equipo de investigación especializado en Historia del Arte y Diseño Contemporáneo. La exposición se hace eco de la corriente artística en su contexto social.
- Presenta más de un centenar de objetos para revelar los apenas 30 años que duró el modernismo, desde finales del XIX a principios del XX.
El modernismo no fue solo una corriente estética, también ideológica, con una
firme voluntad de modernidad y cuyas ideas y formas se expandieron desde Barcelona por toda Cataluña. Aún a día de hoy es uno de los patrimonios culturales más importantes de Cataluña, un sello de identidad en el exterior y sin duda, un movimiento que cautivó a todas las clases sociales.
Aparte del planteamiento museográfico de la exposición basado en las diferentes técnicas artísticas, es necesario destacar los 4 niveles de interpretación que "Modernismo. Arte, talleres, industrias" presenta:
· Enfoque metodológico, dando protagonismo a la producción, difusión y consumo de los objetos que definen el entorno cotidiano, no únicamente la obra en sí.
· Creación de revistas especializadas, interés creciente del coleccionismo, incluso asociaciones cuyos profesionales se unen para promover una renovación de las artes y defensa de sus intereses.
· Evolución del gusto, el ideal de belleza se aleja de los motivos históricos y toma la naturaleza como fuente de inspiración.
· La importancia que tuvo la creación del Eixample, crecimiento de la construcción y de todas las industrias subsidiarias.
Partiendo de la función estética de la arquitectura, y bajo el ideal de uniformidad entre el interior y el exterior, la decoración en época modernista se convierte en un punto clave para los arquitectos, aunque cada uno la trabajó desde puntos diferentes. Mientras Gaudí se remontó a los orígenes de la creación desarrollando una arquitectura metamórfica, Domènech i Montaner planteó cada elemento en un conjunto donde la utilidad se adapta al concepto de belleza. Una decoración que procedía por un lado de las artes aplicadas, aquellas integradas en un edificio, tanto en su interior como en su exterior, sea pavimentos, techos, etc. o de las artes decorativas o artes del objeto, es decir el mobiliario.
Estos grandes arquitectos pudieron realizar sus creaciones gracias a
toda una serie de talleres y de equipos humanos que recuperaron
antiguos oficios, de hecho el inicio de la recuperación de estos oficios se remonta al taller del Castillo de los Tres Dragones de Domènech i Montaner, donde durante un año se dieron cita
numerosos especialistas en diversas artes para decorarlo, algunos incluso trabajaron in situ. Sin embargo existe un proyecto anterior de unión de talleres, el taller de Francesc Vidal, donde uno de los
socios principales fue Frederic Masriera, miembro de una familia de
joyeros y orfebres. Vidal sí que va a crear unos talleres con la intención de reunir diversas artes y hacerlas accesibles a los clientes
más notables del momento. Vidal conocía bien el estado de las artes en
Europa, hecho que le ha llevado a ser considerado todo un referente en la
integración de las artes a finales del XIX. Además, de su taller salieron grandes artífices del modernismo como Homar, Rigalt, Riquer, los
hermanos Masriera... por tanto, se consideran los talleres Vidal, la
puerta de acceso a las artes del modernismo.
Aparte del taller de Francesc Vidal, destaca el taller de los Hermanos Masriera,
socios de Vidal, su taller era el único donde se desarrollaba
todo el proceso de creación y fabricación de la pieza, desde el diseño
hasta la venta, controlaban toda la producción y se ahorraban
intermediarios y colaboradores externos. Por último cabe señalar el taller de
mobiliario de Gaspar Homar y Joan Busquets, el primero además esta muy
unido a Domènech i Montaner, al encargarse de la decoración interior de
la Casa Lleó Morera, así como los talleres Escofet, cuya producción más destacada en el terreno del pavimento fueron los mosaicos
hidráulicos, y por último la Casa Antoni Rigalt i Cia en el arte del vidrio.
Por ello la exposición es un recorrido a través de los oficios de la época: vidriería, forja, cerámica, carpintería, textiles, etc. gracias a los cuales, muchas arquitecturas han pasado a la historia. Interiores de estas grandes arquitecturas (como la Casa Amatller, la Casa Batlló o la Casa Lleó Morera) que podemos ver a lo largo de la exposición gracias a fotografías de época. El modernismo de fuera a dentro y de dentro a fuera, todo ha tenido cabida en esta muestra.
El arte del vitral resurge en época modernista al incorporarse como objeto ornamental en el ámbito doméstico, así como en despachos y comercios, modernizando sus temáticas y creando sobre todo nuevas al incorporar modelos florales y vegetales basándose en la naturaleza, y manteniendo la figuración en algunas, pero siempre relacionadas con la temática de paisaje o de animales. En este oficio destacan tres aportaciones:
· cloisonné, técnica introducida en Cataluña por Frederic Vidal desde Londres, donde viajó para aprender la técnica, de bello resultado pero gran complejidad.
· vidrio Tiffany, inventado por el americano Louis Comfort Tiffany, y que se puede ver en el arte del vitral catalán a partir de 1900.
· tricomía, empleada por Gaudí ya en los vitrales de la catedral de Mallorca, inspirándose seguramente en Tiffany, pero añadiendo la utilización de ácidos.
Frederic Vidal i Puig. Pantalla, 1903. Colección Víctor e Hijos |
DETALLE. Frederic Vidal i Puig. Pantalla, 1903. Colección Víctor e Hijos |
En el campo de la forja, destaca sobre todo la producción seriada y especialmente la soldadura autógena, mucho más resistente, sin embargo no obtuvo todo el éxito que se esperaba ya que algunos arquitectos querían técnicas más antiguas por lo que recurrían a especialistas fuera de Cataluña que seguían trabajando la forja antigua. En Cataluña el único taller de forja artística durante la época modernista fue el de Masriera i Campins, cuyo principal interés era recuperar la milenaria técnica de fundición del bronce a la cera perdida y que además estaba especializado en orfebrería y joyería donde diseñaban, fundían, modelaban, montaban, incrustaban piedras preciosas, etc.
Taller de Esteve Andorrà. Dibujos para ornamentos en forja, c. 1910-1915. Colección Víctor Cunillera |
Joan Busquets. Lámpara, c. 1903-1907. Colección Marc Ribas |
Víctor Cunillera i Tous. Reja de ventana, c. 1895-1900. Colección Víctor Cunillera |
Si hablamos de pavimentos y arrimaderos destaca la Casa Escofet con su gran difusión del mosaico hidráulico, aunque la primera fábrica de este tipo de mosaicos fue la fundada por Francisco Garreta en 1864, que tuvo poca continuidad, tomando el relevo la citada Casa Escofet. Sin embargo también seguía predominando el mosaico de tipo romano para para el pavimento, a partir de materiales duros como la piedra y el mármol o el de tipología cerámica para las paredes, y su
variante el trencadís que se convirtió en uno de los aspectos mas
destacados del modernismo y que fue utilizado por primera vez por Gaudí
en las caballerizas Güell. El revestimiento cerámico facilita la limpieza, impermeabiliza las estructuras, evita humedades y
tiene una gran perdurabilidad, hechos que hicieron que se potenciase su
uso a lo largo de los siglos XVIII y XIX gracias también al colorido y belleza que podían llegar a conformar con su uso. En este aspecto también destacan los azulejos cristálicos, llamados así por la fina capa de vidrio que los recubría y que fueron creación de la Casa Oliva Hermanos y los azulejos de cartón piedra, obtenidos a través del prensado de diversas clases de cartón, fue una solución de alto valor decorativo para el público amante del gusto moderno y su presencia aparece tanto en obras importantes como en edificios de nivel medio que podían disfrutar de diseños modernistas gracias al uso de un material ligero y de bajo coste.
Adrià Gual Fàbrica Fill de Jaume Pujol i Bausis (producció). Plafó d’arrimador, c. 1915. MEL. Fons Pujol i Bausis |
Antoni Gaudí / Escofet y Cia. Molde de la baldosa Gaudí, c. 1905-1906. Escofet 1886 |
Lluís Domènech i Montaner / Lluís Bru. Florón con rosa, 1906-1907. Fundació Orfeó Català - Palau de la Música Catalana |
Fotografía donde se puede ver la disposición original de los florones entre las tribunas del Palau de la Música, que se acabaron retirando. |
En el campo de la carpintería artística, destaca el nombre de Gaspar Homar, formado en el taller de Francesc Vidal. Este oficio vivió un gran resurgir durante la época modernista que propició la gran expansión de los talleres de carpintería y ebanistería, llegándose a especializarse en técnicas concretas, jugando con las tonalidades de las diferentes maderas e incluso creándose nuevas tipologías de mueble para los nuevos espacios. Generalmente se recurría a dibujantes de prestigio para crear nuevos modelos de mueble.
Por último, "las artes de la aguja" también vivieron un apogeo en este momento, se aumentó la producción, se crearon nuevos modelos y repertorios. Destaca la Casa Fitery en concreto Joana Valls, modista de renombre internacional que estuvo presente en la Exposición Universal de 1888. Oficio de producción artesanal y casi exclusivamente doméstico, experimentó un gran cambio a nivel productivo, apareciendo pequeñas empresas familiares, dedicadas a la elaboración de puntas y otros elementos textiles destinados al hogar, indumentaria litúrgica o civil. Se incrementó el uso de la punta mecánica frente a la punta legítima (realizada a mano), expandiéndose así su utilización y liberándose del status de creación solo para las personas de las clases más altas. El éxito de la industria de la moda propició el aumento de revistas femeninas de este arte, elevando además el rol de la modista a creadora, llegando a firmar sus creaciones a través de las etiquetas.
Vestido, 1895-1900. Centro de Documentación y Museo Textil, Terrassa |
5 puntos clave:
· Catálogo. No suelo ser muy amiga de catálogos, pero os aseguro que éste es una joya. Con textos de la comisaria de la exposición, así como de diversas especialistas en aspectos del modernismo tales como Teresa M. Sala, Pilar Vélez, Núria Gil, Lluïsa Amenós, Marta Saliné, Pilar Soler o Laura Casal-Valls.
· Exposición como viaje a través de los talleres e industrias del modernismo, enfoque cuyo resultado es una gran tesis sobre el modernismo, más allá de las grandes obras, Mireia Freixa nos presenta la cara B del modernismo anónimo de una manera magistral.
· Enfoque en las personas, no solamente en la obra final, sino en todo el proceso, desde los hombres y mujeres que hacían los diseños a los que trabajaban en talleres, industrias o en sus casas, y también a los que promovían a través de revistas, sin olvidar a los que finalmente consumían los productos.
· Integración en la exposición del proyecto "La Pedrera inédita".
· Cesión de obras por parte de 50 colecciones públicas y privadas, entre las que destaca el Museo de Cerdanyola, el MNAC o el Centro de Documentación y Museo Textil de Terrassa, por supuesto, muchas de las piezas presentadas han tenido que ser restauradas en mayor o menor medida para esta exposición.
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