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9 jul 2009

Museos insólitos

Fuente: NIEVES LLACA - 17/06/2009 para El Viajero, El País.

Los museos han sido tradicionalmente lugares que adquieren, conservan y exhiben colecciones de gran valor cultural para el estudio, la educación y el deleite del público... Pero, ¿y si fueran más allá e hicieran de la sorpresa y el asombro de sus visitantes su razón de ser? Pues lo han hecho. Los objetos más frikis y extravagantes se cuelan en salas de todo el mundo confeccionando las colecciones más increíbles y provocadoras, que van desde aparatos de tortura a inodoros, sin olvidar objetos eróticos o escatológicos, entre otros.

EL VIAJERO ha seleccionado catorce museos en diferentes categorías, para los que buscan algo nuevo y diferente en la sala en la que observar en silencio resultará algo más complicado.

1. Erotismo entre cuatro paredes

Viajamos a Estados Unidos para encontrar dos buenos ejemplos, el Museo Erótico de Miami y el del Sexo en Nueva York, cuya colección no tiene nada que ver con la famosa serie. Aunque en principio no resulten en sí mismos originales, el morbo llama a sus visitantes a curiosear por las diferentes salas y encontrar desde vibradores a curiosas decoraciones, con motivos sexuales por supuesto, en una pipa de fumar o en un juego de té. Una muestra similar, y más cercana, nos sitúa en Barcelona, cuyo Museo Erótico cuenta con 800 piezas de arte erótico y es, además, un centro de información didáctica acerca del erotismo y su historia a través de los siglos.

Uno de los más destacados museos de corte erótico es La Faloteca Nacional, en Húsavík (Islandia), fundada en 1974 por el ex-profesor de Historia Sigurour Hjartarson que, en su momento, contaba con 63 miembros. Todos los penes que expone son de animales de la fauna islandesa. Ahora, tiene 170 penes y, aunque le falta el de un hombre, cuenta con un donante de 92 años que aún sigue vivo. Alberga 38 ejemplares de 15 especies de ballenas, un ejemplar de oso polar, 19 ejemplares de siete especies de focas y morsas y 93 ejemplares de 19 especies de mamíferos terrestres. Además, cuenta con numerosas obras artísticas con formas fálicas.

2. Un museo para pies

Así visto, decir que acudes a un Museo del Calzado en Marikina (Filipinas) puede no parecer gran cosa. Sin embargo, los 800 pares pertenecientes a la ex primera dama del país, Imelda Marcos, famosa internacionalmente por su extravagante y vasta colección de zapatos, merecen la pena. Además, junto a estos se exponen otros tantos donados por otras personalidades, como un par de zapatillas de ballet de Lisa Macuja, los zapatos de color rojo fuego de la Dama de Sangre, Rosa Rosal (actriz filipina de la época dorada), o un par de zapatos de oficina de la Presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo.

Otra curiosa muestra para fetichistas es el Museo del Calcetín de Tokio. Acumula más de veinte mil pares, entre los que se muestran el más largo del mundo -32 centímetros de la punta al talón- y algunos pertenecientes a personajes famosos, como los que lució el luchador de sumo Kitamo Umi en su ceremonia de retiro, o el par que usó el Primer Ministro japonés, Yoshida Shigaru, durante la primera visita oficial que realizó a Estados Unidos en 1950. Una talla 23, por cierto.

3. ¿Quién dijo miedo?

La tranquilidad de Florencia (Italia) se ve alterada cuando entras en el Museo de los Asesinos en Serie, que muestra la historia de los grandes personajes en eso de sembrar el terror y coleccionar decenas de víctimas. Protagoniza sus salas el malsano universo de leyendas como Elizabeth Bathory o Jack El Destripador pasando por psicópatas más recientes como Charles Manson, Gacy El Payaso o el mismísimo Ed Gein en cuyas peripecias se inspiró la película La Matanza de Texas.

Si esta exposición no acaba de impresionarte, prueba con el Museo de la Inquisición de El Solar en Santillana del Mar (Cantabria), cuya colección de aparatos de tortura no deja indiferente a nadie. Artilugios para la humillación, algunos especialmente diseñados para mujeres, y los ideados para la ejecución y el castigo físico. En total, más de medio centenar que dejarán al visitante con los pelos de punta.

Pero si prefieres las emociones fuertes, el Museo de los Incendios en Penrith (Australia) no sólo exhibe aparatos para extinguir el fuego, sino que ofrece al visitante la posibilidad de experimentar qué se siente dentro de una casa en llamas.

Por último, el más raro en su categoría, especialmente por los objetos que alberga es el Museo de Ataúdes de Nottingham (Reino Unido). Decenas de féretros para el descanso eterno con las formas más dispares, que van desde una zapatilla de ballet a un contenedor de escombros, pasando por un huevo de madera.

4. No apto para olfatos refinados

Cualquier cosa parece digna de ser coleccionada y expuesta al público en un museo. Al menos, eso deben de pensar en Enschede (Países Bajos), donde pueden presumir de ser los únicos del mundo en exhibir excrementos. El Museo Jannick cuenta con una completísima muestra de deposiciones fecales, y la estrella de la exposición se llama pupú: una caja con las defecaciones de diferentes animales, que el visitante puede oler para intentar adivinar a qué especie pertenece cada una.

Para dar un cierto respiro al olfato se puede acudir, por increíble que parezca, al Museo del Water en Nueva Delhi (India). Sin desagradables olores esta vez, muestra cómo ha evolucionado el singular mundo de los sanitarios. Muchos se lo pensarían dos veces antes de sentarse en algunas de las piezas de semejante exposición, y se sorprenderán con la decoración de algunos orinales de la muestra, autenticas obras de arte.

Por último, el viajero puede comprobar cuanto lo acertado del dicho "la basura de unos es el tesoro de otros" en el Museo de la Basura de Stratford (Estados Unidos). El recinto, construido con materiales reciclados, enseña cómo utilizar lo que tiramos para hacer juguetes o esculturas gigantes de dinosaurios, expuestos en su interior.

5. Para los amantes de la comida

Nadie duda hoy en día que la gastronomía es todo un arte y por ello, ¿por qué no un museo dedicado a ello? Los comensales más exquisitos tienes su paraíso en el Museo de la Pasta de Roma.

El eje central de las cocinas italianas cobra vida en este lugar donde se muestra su historia, desde los inicios etruscos hasta la actualidad, a través de elementos multimedia y exposiciones sobre los utensilios que se empleaban para la fabricación de este alimento. También muestra fotografías y obras de arte en torno a la pasta. ¡Se te hará la boca agua!

5 comentarios:

  1. Pienso que estos "museos" evidentemente son muy curiosos, divertidos, peculiares... La cuestión es que posiblemente muchos de ellos no deberían emplear la terminología "museo" para definirse, porque los museos tienen que cumplir una serie de "requisitos". Se podrán llamar de muchas formas, pero no museos, aunque evidentemente eso tiene más tirón y le da otra carácter y otra importancia.

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  2. @ Montaña. Pasa de modo similar entre centro de arte & museo en cuanto a tener o no una colección permanente. Pero estos 'museos insólitos' si tienen una colección permanente, y no me parece mal que se llamen 'museos'. También creo que el hecho de llamarse o no 'museo' no implica cosas más allá, es decir. Un turista no va al museo porque sea 'museo' sino por el título de después: de arte, de etnografía, de la erótica, del coche, del cine, etc etc etc. Motiva el tema no tanto la palabra que lo defina, no crees?

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  3. Evidentemente, a los turistas les da igual el nombre, pero no me refiero a eso, ni al hecho de tener o no una colección permanente. El ICOM establece para los museos unas "normas" y unas funciones que tiene que cumplir. Si no es así, y existe una colección permanente hay que utilizar otros nombres, llámalo exposición museográfica permanente o como quieras (evidentemente, esto tiene menos tirón, tanto para los turistas como para las personas que gestionan esos espacios). He ido a congresos organizados por el ICOM y a encuentros con museógrafos de Extremadura y Portugal, y siempre se terminaba sacando este tema.

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  4. @ Montaña. Cierto...'exposición museográfica permanente' tiene poco atractivo, pero creo que hay temas más interesantes para debatir que éste y qué es el arte, que son los tópicos de cualquier congreso o jornada en torno a algún tema artístico o museográfico.

    Saludos, Pilar.

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  5. me quede con las ganas de ver fotos :(

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