16 feb 2008

Una obra inacabada: Tintín y el Arte-Alfa

Existe una obra que quedó olvidada e inacabada debido a la muerte de su autor, Hergé.

Tintín y el Arte-Alfa, fechada en 1983, es una aventura sobre la falsificación de arte. No deja de resultar significativo que el propio Hergé cuando estaba a punto de morir, pidiera que su obra nunca fuera retomada por otro dibujante. De ese modo, Tintín y el Arte-Alfa se resume en las dos terceras partes de lo que sería una obra completa de Tintín, en forma de bocetos y planchas sin terminar. A pesar de todo, se publicó a partir de 1986, con sucesivas ediciones, la última en 2005.

Al analizar la obra hay muchos detalles que indican que Tintín y el Arte-Alfa habría sido una de las obras más recordadas de Tintín y de las mejores técnica y argumentalmente. En las primeras páginas, donde se puede apreciar los tonos de color y el trazo, observamos una madurez en cuanto al dominio de escenarios y un paso adelante en el realismo de sus personajes. Vemos también una amplia variedad de personajes de otros álbumes con los que Tintín se reencuentra, con mayor o menor alegría. Sin quererlo, como en la mayoría de sus periplos anteriores, Tintín se ve inmerso en un thriller, a partir de que su amigo, el Capitán Haddock, conoce casualmente a Ramo Nash, un pionero del llamado arte-alfa, una tendencia artística abstrata y al parecer vacua. Tintín no puede resistirse a averiguar por qué todos los que se adentran a investigar sobre el arte-alfa sufren misteriosos “accidentes”.











Resulta curiosa la intervención de un personaje femenino en esta aventura, la secretaria Martine, que tiene suficiente peso como para que el lector pueda pensar que puede surgir algo entre el joven reportero y la chica, desmintiendo los hilarantes rumores de que el personaje fuera homosexual.

Lo que da más aura de misterio al hecho de que las aventuras del periodista belga se vieran interrumpidas, es que la última viñeta del libro sin terminar, es el propio Tintín caminando a punta de pistola, al parecer sin escapatoria posible de morir convertido en una estatua de un material especial.

El antagonista en esta ocasión se llama Endadine Akass, una especie de gurú que formaliza eventos en teatros y es toda una celebridad. No en vano, Tintín llega a él a través de Bianca Castafiore, que lo tiene por amigo e ídolo. Tintín dice en varias ocasiones “esa voz, me suena”, lo que deja abierta la posibilidad de que Endadine Akass sea el malvado Rastapopoulos, adversario del héroe en cuatro ocasiones anteriores.

La Fundación Hergé y la editorial Casterman (propietaria de los derechos en francés de los álbumes de Hergé) se encargan escrupulosamente de que las aventuras de Tintín no sean continuadas de forma extraoficial. Sin embargo, existe una versión aplaudida por los ayudantes de Hergé firmada por un tal Yves Rodier, que puede descargarse aquí. En mi opinión, la versión de Rodier es bastante fiel al espíritu del personaje. Dibuja en color las páginas ya existentes, e inventa un final coherente con las tendencias argumentales de las anteriores aventuras.

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