Una de las primeras series de Antonio Camba se tituló Silencio Urbano y en ella exploró un tema que se ha ido poco a poco volviendo eje vertebrador de su obra: la dualidad comunicación-incomunicación del ser humano. Ahora bien, en Silencio Urbano queda vinculado en su relación con la ciudad, con el entorno.
Las obras muestran fragmentos de ciudades sin ventanas, pura realidad, dado que son las imágenes que el propio Antonio ve desde su estudio. Ciudades sin huellas humanas, sin rostros, sólo quedan vacíos patios interiores, paredes que reflejan los rayos solares. Sin duda es una visión que le influye muchísimo en su obra. No percibe el caos sino la distancia. No percibe humanidad sino silencios. Es increíble esa doble visión de la realidad, la de puertas para dentro, la de la soledad frente a la multitud, o la de la soledad en medio de la multitud. Esta serie la presentó hace dos años en la Galería Zambucho (Madrid) pero ya llevaba trabajando muchos años en ella.
Alejándonos aún más en el tiempo, tenemos obras de hace más de diez años, pero donde refleja ya el tema constante de su personalidad artística, la incomunicación. Son obras donde ya aparecen textos de Chat (su obra más reciente) transferidos sobre un soporte. Estos textos le dieron lugar a crear varias series como Estados embrionarios y Naturaleza-máquina.
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