El falsificador de arte que se transformó en estrella de la TV
Junto al estafador John Drewe, el pintor John Myatt vendió imitaciones de obras de maestros como Chagall, Matisse y Picasso a casas de subastas y coleccionistas. Tras estar en la cárcel, ha logrado fama al conducir su propio programa: Falsificadores.
Al principio, John Myatt pensó que la llamada telefónica era lo más parecido a un regalo caído del cielo. Luego de que su mujer lo abandonara y a cargo de dos hijos pequeños, Myatt resistía con esfuerzo su inminente quiebra económica. Trabajaba como profesor de arte en algunos colegios del condado de Staffordshire, Inglaterra, y desde hace un tiempo pintaba a pedido, después de publicar un aviso en la revista Private Eye, donde ofrecía: "falsificaciones genuinas. Pinturas del siglo XIX y XX desde 200 dólares". Una tarde de 1986, uno de sus clientes frecuentes, el coleccionista y físico John Drewe, lo llamó con una excelente noticia: su falsificación de un cuadro de Albert Gleizes había sido comprado por 380 mil dólares. Pero había un detalle: la compra la había hecho la casa de subastas Christie's, donde se pensaba que la obra era original.
Apremiado por las deudas, Myatt no lo pensó dos veces y aceptó su "buena suerte". A la semana le llegó un sobre con la mitad del dinero de la venta. Fue el inicio de una exitosa sociedad delictiva que duró una década y que sumó casi tres millones de dólares en obras falsas de Chagall, Giacometti y Matisse, entre otras, compradas por las casas de subastas Christie's y Sotheby's, además de coleccionistas de Londres, Nueva York y París.
El caso, considerado el mayor fraude de arte del siglo XX, es recogido en un libro que acaba de lanzarse en Inglaterra. Escrito por las periodistas Laney Salisbury y Aly Sujo, The Conman detalla las maquinaciones de Drewe para engañar a expertos y coleccionistas de arte, además de destacar los disímiles finales que tuvieron ambos estafadores.
Mientras Drewe permaneció seis años en la cárcel, Myatt salió libre a los cuatro meses, para luego de unos años convertirse en una celebridad. Desde 2008, el pintor fue fichado para animar su propio programa: Falsificaciones, que se transmite los lunes, a las 18 horas, en el canal de cable Films and Arts (357 en Movistar y 44 en VTR), donde les enseña a tres aspirantes a pintores a imitar el estilo de famosos artistas.
Un profesional de la estafa
John Drewe (1948), el cerebro de la operación, fue siempre un mentiroso compulsivo. De niño engañó a sus amigos, diciendo que era descendiente directo del conde de York y luego, en la veintena, entró a trabajar en una organización de Energía Atómica de Inglaterra, presentando un falso doctorado en física. Aunque era primerizo en las lides del mercado de arte, Drewe, como otros estafadores (ver recuadro), resultó ser un genio a la hora de inventar la procedencia de las obras de Myatt. Se infiltró en los archivos de instituciones de arte como el Victoria Albert Museum y la British National Library, donde introdujo catálogos falsos y adulteró registros sobre el linaje de las obras. Utilizó nombres de personas muertas y convenció a amigos para que firmaran como si fuesen los propietarios de los cuadros. Incluso, donó obras para una subasta a beneficencia, con la condición de tener acceso a los archivos del Instituto de Arte de Londres: de allí robó membretes y falsificó otros tantos documentos.
Mientras, Myatt siguió pintando con gran técnica obras de Le Corbusier o Bissiére, aunque a veces con materiales poco doctos: mezcló emulsiones con jaleas de secado rápido que le hicieron crear obras en días. De 200 lienzos surrealistas, impresionistas y cubistas que pintó, la policía sólo halló 73. "Fui muy negligente. Me gustaría comprar todos esos cuadros y destruirlos", ha dicho el falsificador.
En 1995, dos agentes de Scotland Yard aparecieron en la casa de Myatt. El pintor confesó el crimen y se ofreció para ayudar a capturar a Drewe. Al año, el estafador fue encontrado, pero no paró de mentir: dijo ser el chivo expiatorio para financiar el comercio de armas entre Gran Bretaña, Iraq y Sierra Leona. Todo era falso. En 1998 fue sentenciado a seis años por fraude, falsificación y robo. Myatt fue acusado de conspiración y condenado a un año de cárcel. A los cuatro meses estaba libre por buena conducta. En libertad ayudó a Scotland Yard a detectar otros fraudes de arte. Pronto llegó la fama y la televisión, que transformó por completo su vida. El paradero actual de Drewe se desconoce.
Apremiado por las deudas, Myatt no lo pensó dos veces y aceptó su "buena suerte". A la semana le llegó un sobre con la mitad del dinero de la venta. Fue el inicio de una exitosa sociedad delictiva que duró una década y que sumó casi tres millones de dólares en obras falsas de Chagall, Giacometti y Matisse, entre otras, compradas por las casas de subastas Christie's y Sotheby's, además de coleccionistas de Londres, Nueva York y París.
El caso, considerado el mayor fraude de arte del siglo XX, es recogido en un libro que acaba de lanzarse en Inglaterra. Escrito por las periodistas Laney Salisbury y Aly Sujo, The Conman detalla las maquinaciones de Drewe para engañar a expertos y coleccionistas de arte, además de destacar los disímiles finales que tuvieron ambos estafadores.
Mientras Drewe permaneció seis años en la cárcel, Myatt salió libre a los cuatro meses, para luego de unos años convertirse en una celebridad. Desde 2008, el pintor fue fichado para animar su propio programa: Falsificaciones, que se transmite los lunes, a las 18 horas, en el canal de cable Films and Arts (357 en Movistar y 44 en VTR), donde les enseña a tres aspirantes a pintores a imitar el estilo de famosos artistas.
Un profesional de la estafa
John Drewe (1948), el cerebro de la operación, fue siempre un mentiroso compulsivo. De niño engañó a sus amigos, diciendo que era descendiente directo del conde de York y luego, en la veintena, entró a trabajar en una organización de Energía Atómica de Inglaterra, presentando un falso doctorado en física. Aunque era primerizo en las lides del mercado de arte, Drewe, como otros estafadores (ver recuadro), resultó ser un genio a la hora de inventar la procedencia de las obras de Myatt. Se infiltró en los archivos de instituciones de arte como el Victoria Albert Museum y la British National Library, donde introdujo catálogos falsos y adulteró registros sobre el linaje de las obras. Utilizó nombres de personas muertas y convenció a amigos para que firmaran como si fuesen los propietarios de los cuadros. Incluso, donó obras para una subasta a beneficencia, con la condición de tener acceso a los archivos del Instituto de Arte de Londres: de allí robó membretes y falsificó otros tantos documentos.
Mientras, Myatt siguió pintando con gran técnica obras de Le Corbusier o Bissiére, aunque a veces con materiales poco doctos: mezcló emulsiones con jaleas de secado rápido que le hicieron crear obras en días. De 200 lienzos surrealistas, impresionistas y cubistas que pintó, la policía sólo halló 73. "Fui muy negligente. Me gustaría comprar todos esos cuadros y destruirlos", ha dicho el falsificador.
En 1995, dos agentes de Scotland Yard aparecieron en la casa de Myatt. El pintor confesó el crimen y se ofreció para ayudar a capturar a Drewe. Al año, el estafador fue encontrado, pero no paró de mentir: dijo ser el chivo expiatorio para financiar el comercio de armas entre Gran Bretaña, Iraq y Sierra Leona. Todo era falso. En 1998 fue sentenciado a seis años por fraude, falsificación y robo. Myatt fue acusado de conspiración y condenado a un año de cárcel. A los cuatro meses estaba libre por buena conducta. En libertad ayudó a Scotland Yard a detectar otros fraudes de arte. Pronto llegó la fama y la televisión, que transformó por completo su vida. El paradero actual de Drewe se desconoce.
4 comentarios :
Es refrescante ver estos anécdotas en tu blog que condimentan el gusto por la expresión plástica... felicitaciones Pilar.
PTB
No es novedad la estafa en el arte.
Es muy común, desgraciadamente.¿quien
o quienes son los culpables?
Cuando compramos una vivienda, acudimos rapidamente al Registro a averiguar si su vendedor es el auténtico propietario, si tiene embargos...etc. aunque ésta cueste una ínfima parte de una pintura famosa.
Creo que el poder y las ansias de tenerlo TODO, traicionan al más cauto y le afilan las uñas al más listo. Creo.
Saludos
@ Al. Para servirte a tí y a la blogosfera! :D
@ hector carnero. Desgraciadamente siempre hay gente que hace que uno no pueda vivir tranquilo :(
En China se copia y falsifica todo tipo de pinturas famosas a bajo precio,y por encargo, y se venden y se sospecha que muchas de ellas son envejecidas y montadas en soportes antiguos y luego revendidas a coleccionista ,fundaciones y museos y terminan exhibiendose como genuinas y en esta forma los funcionarios corruptos ,curadores etc se hacen de fortunas, Deberia de establecerse una especie de Auditoria por expertos externos y denunciar los hallazgos investigando dichas compras fraudulentas. Los pintores locales no reciben mucho por dichas copias menos los chinos que trabajan para sobrevivir,
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