1 ene 2012

Cristina de Middel

Afronautas

En 1964, con la euforia por le recién ganada independencia aún fresca, Zambia lanzó su primer programa espacial. Su objetivo era mandar doce astronautas y diez gatos a la luna, superando así el reto que exhibían Estados Unidos y la Unión Soviética en plena carrera espacial.







 


Pocas personas apoyaron entonces la ambiciosa iniciativa de Edward Makuka, un profesor de secundaria zambiano que estaba al mando del proyecto y que se encargó de difundirlo y buscar financiación sin demasiado éxito.

Como anécdota la iniciativa constituye un detalle exótico y tierno dentro de la sangrienta historia africana pero también un ejemplo de la grandeza del ser humano y su capacidad de superación.




Como fotoperiodista siempre he tratado de ofrecer una visión excéntrica de la actualidad y por "excéntrica" entiendo, alejada de los canales y las formas asumidas. Así pues mi discurso dentro de la documentación se ha centrado siempre en pequeñas historias cuya reflexión puede ser válida en contextos mucho más trascendentes y documentados.

Como artista he elevado mi reflexión para situarme, ya sin las ataduras de veracidad y del documentalismo, en la difuminada frontera que separa la realidad de la ficción. Así pues me interesa reflexionar sobre aquellas manifestaciones que son falsas pero parecen reales y sobre aquellos acontecimiento que son veraderos pero parecen mentira.







Dentro de esta línea de trabajo el proyecto "Afronautas", que presento y que he venido desarrollando en los últimos meses, constituye un paso adelante en mi reflexión sobre la carga real de las fotografías como documento. Se trata de un ensayo más sobre la previsible reacción que la audiencia tiene con la imagen fotográfica y sobre su mecánica asimilación pero también un revulsivo hacia el cliché africano cargado de folclore y batallas: un acercamiento insólito al continente basado en su historia reciente.

Basándome en la increíble pero cierta noticia de hace 50 años, con esta serie de fotos reconstruyo las escenas que podrían haberla documentado entonces y refuerzo su veracidad añadiéndole a esa certeza mi carga personal y el fruto de mi imaginación.


El resultado es un fábula entrañable que tiene como trasfondo la espíritu de superación y la persecución de los sueños, pero que también tiene como moraleja la resignación inevitable ante un mundo y una realidad que concede pocas excepciones a la lógica del mercado y sus potencias.



 
Más información sobre Cristina de Middel
Texto: Cristina de Middel

1 comentario :

Don_Mingo dijo...

Una historia (e imágenes) fabulosas!! :) Gracias por compartirlo