Barceló comenzó a trabajar en la cúpula de la sala hace 13 meses y a ella ha dedicado 9 intensos meses de trabajo. Ha empleado 35.000 kilos de pintura para cubrir los 1.300 metros de superficie. Lo que antes era una cúpula blanca y diáfana ahora alberga una explosión creativa sin precedentes.
El artista ha desafiado de nuevo la gravedad y la materia. Las estalactitas a las que ha dado forma, suspendidas en el aire, miden hasta dos metros de altura. Más de 26 colores recrean las olas, el mar, una cueva... una constelación de planetas visto desde el suelo, al ras de las 700 butacas de la sala de Derechos Humanos de la ONU.
¿No os recuerda a Miguel Ángel y su proceso para la Capilla Sixtina?
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