Judith es un claro ejemplo de arte sin razón, como algo intuitivo, el ideal de cualquier artista que persigue dejar de lado lo racional y trabajar desde lo más profundo. Un arte creado al margen de la cultura oficial, autodidacta, outsider, sin perseguir la fama, ni el dinero ni la complacencia de otro.
Su mundo interior afloró dos años después de llegar al Creative Growth. Al principio, Judith se sentaba en la silla y emborronaba papeles sin más. Un día, Silvia Seventy, una de las artistas que enseñan allí, le ofreció una madeja de hilo y unos palos de madera. Todo cambió. Se iniciaba un proceso de creación sorprendente, con telas y lanas, unos materiales utilizados desde siempre por las mujeres, Judith inició su inesperado despegue hacia el estrellato. Sus obras crecían poco a poco en tamaño y forma hasta que llamaron la atención de la dirección del centro y de John MacGregor, un psicólogo e historiador del arte que llegó a escribir en 1999 Metamorphosis: the fiber art of Judith Scott. Fue a partir de ahí cuando llegó el éxito comercial de Judith. Sus bolas de lana adoptaban cada vez figuras más caprichosas: pies, pájaros, siluetas… El mundo silencioso de la artista irrumpía con fuerza en la realidad y sus esculturas comenzaron a cotizarse al alza. Hoy superan los 15.000 dólares, y los museos de art brut de Lausana, Baltimore, Tokio, Dublín, además de galerías y coleccionistas privados, han adquirido muchas de sus obras.
Su pequeña figura de metro y medio a menudo se llenaba de collares coloristas, y en su cabeza se anudaba largas bufandas, y encima, como colofón, siempre un sombrero. “Cuanto más aumentaban sus obras, cuanto más reconocimiento recibía, más adornos se colocaba. Era una expresión de su autoestima”, reconoce Joyce Scott.
Pero lo más sorprendente es el interior de las esculturas de Judith Scott, donde aparecieron tesoros de desechos, como si de la cueva de Diógenes se tratara. Una evidencia de la cleptomanía de la artista. Desde carretes de las lanas que utilizaba habitualmente a un enorme ventilador roto, una bicicleta, sillas, bolsas de patatas fritas, las luces del árbol de Navidad, mantas, zapatos de tacón… incluso un gran carro de supermercado que un día un mendigo abandonó a la puerta de la institución californiana.
La obra de Judith Scott es un claro ejemplo de la comunicación a través del arte, una reflexión acerca del aislamiento que puede provocar una discapacidad, y de cómo a través del arte se consigue restaurar la comunicación. Por ello, ¿Qué tienes debajo del sombrero? es un documental que nos ayuda a comprender y a valorar en su justa medida a las personas discapacitadas. Personas cuya producción artística va más allá del producto final, donde lo importante es el propio proceso artístico y el bienestar que sienten estas personas tras el desarrollo artístico.A raíz del documental se conformó en España la Asociación Debajo del Sombrero cuya meta es incorporar a las personas con discapacidad intelectual a la creación contemporánea. Basándose en el modelo del Creative Growth Art Center de California donde con más de 30 años de funcionamiento, ha dado grandes artistas cuyas obras forman parte de la colección de varios museos, se exponen en galerías y se cotizan. Pero el verdadero logro no es ese, el logro es activar un espacio de autonomía, iniciativa y libertad de expresión propia del vivir creador y de ese modo formar parte de un proyecto de vida real para sus integrantes.
En España, concretamente en Madrid, existe Enoiro, un taller de procesos creativos en funcionamiento desde hace 8 años, una residencia para personas con discapacidad intelectual.
A nivel europeo, existe el Atelier Herenplaats en Rótterdam y CREAHM en Lieja.
3 comentarios :
!que fuerte!! Hacía tiempo que no entraba en tu blog. Precisamente estamos en gestiones para realizar una expo junto con los chavales del centro "debajo del sombrero". YA te contaré...
Sigo trabajando para llegar a ser un día artísta de la semana en tu blog.
Un besazo, estás haciendo un trabajo estupendo con este blog. ¿Cómo va el espacio de exposicones que llevabas??
Ah, adoro el trabajo de kiki smith, ya me gustaría poder ir a visitar la muestra, me conformaré con tu información que no es poco.
Hola Eva, un placer verte de nuevo por aquí. Jeje, sigue trabajando y muestrame algún día tus obras, sino como quieres ser la 'artista del mes'? :D
Ya me ampliarás la info del congreso de Murcia y la expo con estos chicos del sombrero.
Saludos, Pilar.
Conmovedora historia que prueba la fuerza arrasadora de la creación, cuando es tan verdadera. Arte=comunicación. Tan solo es necesario encontrar el canal para lograrlo. Para la sensibilidad artística no hay barreras, si realmente tal pulsión habita en un ser apasionado y expresarlo se transforma en una necesidad vital, mas allá del reconocimiento y la vanidad. "Yo, me quito el sombrero".
Publicar un comentario