La exposición Bill Viola. Las horas invisibles (hasta el 18 de mayo) selecciona algunas de las últimas obras de este artista considerado uno de los pioneros del videoarte, junto con Nam June Paik o Gary Hill.
Mediante la realización de cintas monocanal e instalaciones videográficas, las obras de Viola (Nueva York, 1951) exploran los principios de la percepción humana y los estados de conciencia, recurriendo a menudo a imágenes de la vida cotidiana que el artista modifica para dotarlas de nuevas connotaciones.
Con sus trabajos, ha contribuido al establecimiento del vídeo como medio artístico fundamental en la era del arte contemporáneo. Desde los años ochenta, ha ido incorporando a sus obras, referencias directas a la historia del arte y a los escritos de poetas y místicos judeocristianos, musulmanes y asiáticos orientales. En los últimos años ha utilizado la pantalla de plasma para profundizar en su investigación sobre los mecanismos básicos de la percepción y la mediación tecnológica, de tal modo que concibe el vídeo como una herramienta similar al lápiz y al papel. De hecho, sus trabajos más recientes están concebidos y presentados como obras pictóricas. La prueba es que suelen estar enmarcados, son silenciosos y se basan en el uso de imágenes aparentemente fijas que adquieren movimiento de forma casi imperceptible.
Entre las obras que se proyectan en el Museo de Bellas Artes de Granada (La Alhambra) destacan las vídeo instalaciones Ascensión, 2000; Aparición (2002) y Abluciones, 2005.
Tal como escribe en su texto La naturaleza de las imágenes, incluido en el catálogo que se ha editado con motivo de esta exposición, no está "interesado en la imagen basada en el mundo material, sino más bien en la imagen como artefacto, como resultado, como huella, o incluso en la imagen determinada por alguna experimentación interna".
Mediante la realización de cintas monocanal e instalaciones videográficas, las obras de Viola (Nueva York, 1951) exploran los principios de la percepción humana y los estados de conciencia, recurriendo a menudo a imágenes de la vida cotidiana que el artista modifica para dotarlas de nuevas connotaciones.
Con sus trabajos, ha contribuido al establecimiento del vídeo como medio artístico fundamental en la era del arte contemporáneo. Desde los años ochenta, ha ido incorporando a sus obras, referencias directas a la historia del arte y a los escritos de poetas y místicos judeocristianos, musulmanes y asiáticos orientales. En los últimos años ha utilizado la pantalla de plasma para profundizar en su investigación sobre los mecanismos básicos de la percepción y la mediación tecnológica, de tal modo que concibe el vídeo como una herramienta similar al lápiz y al papel. De hecho, sus trabajos más recientes están concebidos y presentados como obras pictóricas. La prueba es que suelen estar enmarcados, son silenciosos y se basan en el uso de imágenes aparentemente fijas que adquieren movimiento de forma casi imperceptible.
Entre las obras que se proyectan en el Museo de Bellas Artes de Granada (La Alhambra) destacan las vídeo instalaciones Ascensión, 2000; Aparición (2002) y Abluciones, 2005.
Tal como escribe en su texto La naturaleza de las imágenes, incluido en el catálogo que se ha editado con motivo de esta exposición, no está "interesado en la imagen basada en el mundo material, sino más bien en la imagen como artefacto, como resultado, como huella, o incluso en la imagen determinada por alguna experimentación interna".
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