27 nov 2011

Rafael Manzano García

Cuando te planteas empezar un proyecto, tanto por encargo como de manera personal, e incluso de ambas formas, lo más importante es el por qué lo haces, por qué diriges tu mirada hacia esta dirección tan concreta, por qué esas imágenes y no otras. 

Este es un proyecto que empezó siendo una disyuntiva en mi vida. Regresaba a mi tierra, Almería, después de haber estado viviendo fuera, con las circunstancias que eso conllevaba: amigos que ya no están, la familia y su idiosincrasia particular en donde has perdido ritmo, gente que te necesitaba desde hacía tiempo, un tiempo que tú no tenías, nuevos horizontes profesionales y personales, sueños por cumplir, otro tipo de luz (esperada)... Necesitaba, en definitiva, encontrar mi sitio. 


 

Pero eso a veces no es posible porque ese tiempo en el que has estado fuera ha hecho mella en ti, en tu interior, en tus gustos, y de pronto te ves que estás en una ciudad en la que nada es lo que recordabas, lo que necesitas en ese momento este lugar no te lo puede dar. Y eso es una situación dura, más si cabe porque tu vida se rige por "imágenes", por situaciones visuales que te aportan, que te orientan hacia esos designios que se abren ante ti, y eso no lo tienes ¿Qué hacer entonces? ¿Me marcho de nuevo? Nunca veo a mi familia, ¿me voy a despegar de ellos de nuevo cuando acabo de llegar? La luz que hay aquí es un milagro para un fotógrafo, ¿me quedo? ¿Me quedo y me reciclo?... 

Elegí quedarme aun sabiendo que no tenía sitio ni emocional ni deseado, y defraudado por no saber si es que este no era mi sitio o si yo no estaba a la altura de lo que me ofrecía, en tanto ciudad, en tanto proyecto vital.


Si elegía quedarme y reciclarme tenía que hacer algo, buscar un nexo entre lo que había delante de mí y lo que yo querría haber encontrado en esta ciudad que a todas luces no coincidía conmigo, ni social ni fotográficamente, además de una especie de rechazo que sentía cada día. ...Y lo encontré en El Mar y su Orilla... Fue en este escenario donde pude sentirme feliz, tranquilo, donde podría reflexionar acerca de la fotografía como universo vital, sobre el amor, las relaciones personales, las etapas venideras y sobre la característica aglutinadora del mar y su orilla, para convocar gentes, situaciones y momentos. 

 


 

Estuve 5 meses fotografiando todo tipo de de lugares donde apareciera el mar, visiblemente o intuido; esto es, la zona de orilla. También empecé a reflexionar sobre los límites físicos, las orillas físicas y las emocionales, y sobre esto había mucho que pensar: las dos orillas (Al Andalus), Europa y África, la profundidad y misterio del mar y la supuesta concretud y protección de la tierra firme, lo seco y lo mojado... como conceptos contrapuestos a priori, que afectan en maneras diferentes según su naturaleza, al ser humano, a su relación con todo lo que le rodea.

Establecí como parámetro fotográfico del proyecto, el "dotar" a aquellas imágenes que iban proyectándose delante de mí de esas carencias que tenía. De modo que ya no eran paisajes sin más, eran sentimientos de soledad, alegría, revelación... eran el sofá, la mesa y los libros de mi casa, eran las personas a las que echaba de menos y aquellas con las que ya nada tenía en común... eran de todo menos estampas de naturaleza. 

Pensé en cómo podría darles esa personificación, cómo hacer esa conversión fotográfica decentemente y surgió la Luz. Es sabido por muchos grandes fotógrafos que han venido a esta tierra, la calidad y singularidad de la luz que yo tenía delante de mí. Así que consecuentemente con los otros aspectos de esta serie fotográfica, volví de nuevo al límite divisorio, esta vez de la luz. ¿Cómo podría saber dónde está el límite de reflexión de la luz en un objeto cualquiera? ¿Qué significaba El límite lumínico?... Después de reflexionar acerca de esta cuestión puramente física, llegué a la conclusión de que el límite podría habitar (como todo en la vida) en ese primer momento en que la luz expone una superficie, dejando en sombras las zonas cercanas y a oscuras las más alejadas. 



A mí me interesaba sólo el primer momento en que ese reflejo lumínico podía desvelarme alguna información de la Luz. Algo de culpa tuvo el estudio y posterior tabla de exposiciones que Ansel Adams evolucionó y estableció sobre las distintas zonas en las que la luz interfiere: zona de negros, zona de grises y zona de blancos con sus derivados en negros sombreados, grises jaspeados y blancos puros. Para unir estas dos vertientes concretas (la personificación de las imágenes en situaciones personales y la reflexión acerca de la cualidad separadora y reveladora de la luz) en un todo en cada una de las fotografías, proponía la cualidad limitadora de la luz que me inspiraban mis propias carencias personales y vitales, que solaparía en dichas escenarios fotográficos, sin distinguir entre objetos, personas o animales. 

Así, 5 meses trabajando sobre este proyecto, casi vomitando las imágenes que me llamaban la atención por su capacidad para acoger esta historia personal y existencial como escenarios en los que se interpretaban los conceptos sobre los estados carentes-poseídos universales: la desesperación, la soledad, la paciencia, la alegría porque lo difícil no dure siempre, la felicidad esquiva, las coordenadas humanas, el amor..., lo que nos hace movernos a los seres humanos, al mismo tiempo regados con esa luz, en tanto límite que sugiere y contextualiza.

De ahí el título Lumina Confinis (el último límite de luz) ... 

Más información sobre Rafael Manzano García y su proyecto Lumina Confinis
Texto: Rafael Manzano García

7 comentarios :

Santiago Gómez Carreras dijo...

Muy biena la reflexión de Rafael Manzano, y estas imágenes, demuestra tener mucha calidad. Me interesa el saber adaptarse a su espacio, el valorar lo que tiene cerca, su mar, su luz, sus gentes. Es una historia la que cuenta que como artista dice mucho a su favor.
Gracias por esta entranda.
Empiezas muy bien esta serie.
Felicidades.

rafa manzano dijo...

ha quedado genial...gracias !

Pd: gracias por el comentario Santiago:)

bubbles on my planet dijo...

la foto de la mujer con los retrovisores me parece genial! bss

bubbles on my planet dijo...

ooppss, no es un retrovisor, es un espejito, lo que hacen las prisas ;) bss

Unknown dijo...

Estimado Rafaél. ME siento absolutamente identificado con tús reflexiones en el reportaje.

Siento algo muy similar desde que llegué a Sevilla.

Esta ciudad y su luz, realmente me enamoran, pero siento que no me integro, más bien, que no me permiten integrarme, que no es mi lugar.

Me paso el día deambulando por la ciudad, captando sus detalles, esa luz de la que hablas, es lo único que me ata aquí, por lo que te entiendo completamente.

Muchas de estas imágenes, las puedes ver en este enlace. http://karraka.deviantart.com/gallery/ (aunque las primeras son de París, je je je.

Impresionante trabajo, me ha encantado.

Fdo: Periko

www.tallerfotografico41.tk

Pilar dijo...

@Santiago Gómez Carreras. Jeje, sin duda, los 'domingos de fotografía' van a dar que hablar, porque el nivel de este año en Emergent era excelente! Me alegra te haya gustado esta reflexión de Rafael sobre su propio trabajo, es fundamental que un artista reflexione sobre lo que hace y lo que impregna de sí mismo y de su vida en su trabajo :)

@Rafael Manzano. Gracias a tí por participar y romper el hielo de la sección!

@bubbles on my planet. Sí, a mí también me encanta esa foto y la verdad es que engaña un montón :D

@Periko. Bueno Periko, esperemos encuentres pronto el lugar o que Sevilla te permita integrarte :)

Un saludo para todos, Pilar.

Sue dijo...

It's stunning Pilar!

Thank you for sharing Rafa.