31 mar 2008

Cementerio de Arte

Aún me dura el asombro tras leer esta noticia:

Funeral pagano para un peculiar archivo

El Cementerio de Arte de Morille (Salamanca) cuenta desde ayer con un nuevo 'cadáver': la obra 'Ir y venir' del Premio Nacional de Artes Plásticas Isidoro Valcárcel formada por 169 lotes de fichas con reflexiones del artista.

Comentaban ayer unas señoras que había más gente en el salón de plenos de Morille para asistir al enterramiento de una obra artística que cuando, en la iglesia, se oficiaba el funeral de un ser humano. Y es que era justo la hora de la misa dominical, poco más del mediodía, y llovía en el exterior, en las calles de Morille, cuando algo más de medio centenar de personas se apretujaban en el mencionado salón de sesiones para no perderse ni ripio del acto previo al cortejo fúnebre más inusual entre los que se han visto últimamente por estos pagos, con final en el Museo-Mausoleo Cementerio de Arte.










Dentro del féretro, 169 lotes de fichas "negras, rojas con lengüeta y blancas plastificadas", ninguna de ellas capaz de comunicar, porque "sobre las negras no se puede escribir, en las rojas tampoco porque son para separar. Y en las blancas, menos, porque están plastificadas", según reflexionó el artista y autor de estos elementos, que forman parte del gran archivo de la obra artística Ir y venir. Isidoro Valcárcel, Premio Nacional de Artes Plásticas en 2007, ha expuesto esta instalación en ciudades como Barcelona, Murcia y Granada antes de enterrarla ayer en Morille. Ir y venir nació con la pretensión de convertirse, gracias a sus 90.000 cartulinas alojadas en tres cajas de 5,5 metros de longitud, en los ficheros más grandes del mundo, avalados por el récord Guinness. "Pero -a la hora de solicitar este reconocimiento- me dijeron que las cuestiones culturales no estaban catalogadas: ése es el gran fracaso de esta obra", sentenció Valcárcel.
Y este compendio de comentarios metafísicos, éticos y estéticos redactados y compilados pacientemente por Valcárcel vino ayer a morir a Morille después de que su autor precisara que no se trataba de literatura. "Me gusta escribir bien la escritura, no literaturizar", apuntó el artista, quien anunció que está preparando una obra en esta misma línea para la cámara acorazada del Banco Central, un edificio que ha pasado a manos del Instituto Cervantes y en el que éste quiere crear la cámara de las letras. "Mi trabajo se llamará El envés de la ortoescritura y en él estoy intentando sacar las tripas de la lengua", dijo.

Con los promotores del Cementerio de Arte, Domingo Sánchez Blanco y Fabio Rodríguez de la Flor, y el alcalde de la localidad, Manuel Ambrosio Sánchez, como maestros de ceremonias, el ataúd de Ir y venir fue sellado con silicona y, posteriormente, velado con el acompañamiento musical de Maite Bécares y Paula Sánchez.

El son de la gaita y el tamboril precedió la salida de un cortejo dentro del que también se encontraba el subdelegado del Gobierno en Salamanca, Jesús Málaga. Alrededor de 80 personas recorrieron solemnemente, aunque con paso vivo, la distancia que separa el pueblo del Museo-Mausoleo.

Con la fosa preparada

Cuando los dolientes llegaron al recinto, el hoyo ya estaba preparado para recibir el féretro de Ir y venir, que los presentes se aprestaron a enterrar echando sobre él las primeras paletadas de tierra. Una máquina excavadora completó la labor iniciada por el artista y por varios vecinos mientras seguía lloviznando sobre Morille. Hoy, el Cementerio de Arte ya custodia la obra de un Valcárcel que afirma que todo lo que se dice sobre su extravagancia "es falso. Me ponen nervioso los estereotipos. Soy bastante normal, pero hago lo que quiero".

Noticia extraída de El Adelanto de Salamanca.

1 comentario :

Anónimo dijo...

Me resulta interesante la idea de la defunción del arte. Gracias por el artículo.

Saludos.
(Jesús-Pau)